Por nuestro bien lo hizo pecador que no conocía el pecado, para que en él pudiéramos llegar a ser la justicia de Dios. (2 Corintios 5:21)
El versículo anterior es uno de los versículos más poderosos de la Biblia. Describe el momento más extraordinario de la historia de la humanidad.
Cuando Jesús murió en la cruz, tuvo lugar un magnífico intercambio. Jesús, que estaba sin pecado, puro y sin culpa, literalmente tomó sobre sí tu pecado y el mío… el pecado del mundo. ¡Cuando Jesús se convirtió en pecado para nosotros, todo el juicio de Dios que estaba destinado para nosotros cayó sobre él!
La Cruz de Jesucristo fue, y sigue siendo, la imagen de amor más asombrosa del mundo. Fue el momento en la historia en que Jesús tomó nuestros pecados sobre sí mismo y borró tu transgresión. Y en ese momento divino, Dios encontró el único sacrificio digno de pagar por todo nuestro pecado, Jesucristo.
Déjame preguntarte, ¿has reconocido ese sacrificio? Jesús tomó la muerte y el juicio que merecías. Y a través de su acto de sacrificio en la cruz, la sangre de Jesucristo te limpió de cada pecado, de cada mancha y de toda vergüenza.
¿Has recibido el tremendo don de perdón y amor de Jesús? Incluso te está esperando. Pídele que sea el Señor de tu vida ahora mismo. Es una decisión de la que nunca te arrepentirás.