¿Cómo fue el cuerpo resucitado de Jesús?
La Biblia nos dice que después de la cruel tortura, crucifixión y tres días de Jesús en la tumba, era reconocible y que Sus seguidores sabían quién era.
Sabemos que tenía un cuerpo de carne y hueso. Jesús dijo a los discípulos: «He aquí Mis manos y Mis pies, que soy yo mismo. Manéjame y mira, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como ves que tengo» (Lucas 24:39).
También sabemos que Jesús comió comida. Imagínese la sorpresa de los discípulos cuando el Señor resucitado se les apareció y luego les dijo: «¿Tienes algo de comer aquí?»
¿Qué?», deben haber estado pensando. Pero le dieron a Jesús un pedazo de pescado asado y un poco de panal, y se lo comió (véase Lucas 24:41–43).
Su cuerpo resucitado también podía ser tocado y sentido. Cuando las mujeres regresaban de la tumba vacía, «He aquí, Jesús las encontró, diciendo: ‘¡Alegraos!’ Así que vinieron y lo sostuvieron de los pies y lo adoraron» (Mateo 28:9).
Entonces, cuando Jesús se apareció a los discípulos en el Cenáculo, le dijo a Tomás: «Alcanza tu dedo aquí, y mira Mis manos; y alcanzar su mano aquí, y ponerlo en mi lado. No sean incrédulos, sino creyentes» (Juan 20:27).
Esto nos dice que en Su cuerpo resucitado, Jesús todavía llevaba las marcas de la crucifixión. Y llevará esas marcas, aun en la eternidad (véase Zacarías 12:10).
Creo que esto es para recordarnos cómo llegamos allí. No estaremos en el cielo debido a nuestras buenas obras. Estaremos allí debido a Su sangre derramada, porque los picos fueron conducidos a través de Sus manos y pies por nosotros.