La presencia de Moisés significaba que en Jesús las sombras de la ley se cumplieron y ahora se retiraron.
En Jerusalén los hombres seguían luchando, no sólo por la ley de Moisés, sino por las tradiciones de los ancianos, y los sacerdotes y líderes seguían discutiendo sobre el diezmo de la menta y el comino.
Aquí, en el monte, estaba el gran legislador mismo, por su presencia reconociendo que esté glorificado, que en la actualidad debía ser crucificado en nombre de la ley, hizo en Sí mismo reunir todo lo que se insinuó, sugirió, incluido en la economía del pasado.
La ley, con sus mandamientos, sus prohibiciones, se cumplió en la Persona de Jesús; y el que daba la ley a Moisés, por la voluntad de Dios, había dejado los lugares celestiales para saludar en el monte de la transfiguración a Aquel, que en su propia Persona, había magnificado la ley y la había hecho honorable.
También con Elías. Había dicho la palabra de Dios. De un lugar a otro había viajado, hablando a los reyes en su corrupción, a los tribunales en su degradación, y a los individuos en su necesidad, esa palabra incesante, «Así dice Jehová.» Ciertamente había sido uno de los hombres más notables en la historia de la nación desde el punto de vista profético. Dios había hablado en tiempos pasados por porciones de buceadores en los profetas, pero por ningún hombre había dicho más a la nación que por Elías.
Y ahora se puso de pie en el monte al contrario con Aquel que había dicho a Sus discípulos: «Yo soy la verdad», y en cuanto a quien Pedro, en una ocasión posterior, hablando bajo la inspiración del Espíritu, dijo: «A Él da testimonio a todos los profetas.»
Toda palabra que había pasado los labios de Elías el Profeta en los viejos tiempos no había sido más que la ortografía en sílaba y discurso simples, de lo que estaba encarnado en la Persona de Cristo; y se puso de pie ahora sobre el monte para reconocer que en este Uno transfigurado, todo el discurso del cielo comienza y termina, que en Él se cumple toda profecía del pasado, y que el profeta de los días venideros, se reunirá de este Hombre y De Su enseñanza, de su inspiración y de su poder.