lllᐅ ¿Por Qué Estaba Jesus Acostado en la Tumba de Otro Hombre?
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¿Por Qué Estaba Jesus Acostado en la Tumba de Otro Hombre?

El cuerpo de Jesús fue puesto en la propia tumba de José de Arimatea, una nueva, en la que ningún hombre había sido puesto, y esto fue cortado de una roca.

Como Jacob, el patriarca fue enterrado honorablemente por su hijo José, Cristo, que a veces se llama Israel, fue enterrado honorablemente por otro José, un hombre «rico», que cumplió la profecía en Isaías 53:9.

Cristo no fue puesto en su propia tumba, sino en la tumba de «otro», que es expresiva de su humildad. En su vida, Jesús no tenía dónde poner la cabeza para dormir, y a su muerte no tenía su propia tumba para poner su cuerpo muerto. Por lo tanto, denota que lo que hizo no fue para sí mismo, sino para los demás. Murió no por sus propios pecados, sino por los pecados de los demás, y fue enterrado, no tanto por su propio bien, sino por otros, para que ellos y sus pecados pudieran ser enterrados con él.

Era una tumba «nueva» en la que Cristo fue puesto – el que hace todas las cosas nuevas. Hizo la tumba para su gente un todo nuevo y otra cosa a lo que era. Cuando mora en el corazón de los hombres, las cosas viejas pasan, y todas se vuelven nuevas.

En esta tumba «nunca fue puesto el hombre», algo que se ordenó en la providencia que no se podría decir que no él sino otro hombre se levantó de entre los muertos o que no resucitó por su propio poder, sino por el toque de otro cuerpo, como un hombre una vez resucitó por el toque del cuerpo de Eliseo (2 Reyes 13:20).

Además, esta tumba fue «sacada de la roca», como a veces era la forma de los hombres ricos que hacer, para preparar a tales sepulcros mientras vivían para la mayor seguridad de sus cuerpos cuando estaban muertos (Isaías 22:16), y esto impedía que se hiciera tal objeción a la resurrección de Cristo que los apóstoles, a través de algunos pasajes subterráneos, llegaron al cuerpo de Cristo y se lo llevaron.

A todo esto se puede añadir que en la puerta de esta nueva tumba sembró de una roca se rodó una gran piedra, y esta piedra sellada por los propios judíos; para que no se pudiera hacer ninguna pretensión por un fraude o impostura en este asunto.